Saltillo.- Aunque entró corriendo a la casa de un amigo, Jorge Eduardo Nuncio Valdez no pudo evitar ser asesinado de tres feroces puñaladas en la colonia La Minita.
Nuncio Valdez fue perseguido por dos pandilleros, quienes allanaron el domicilio y le dieron muerte a plena luz del día y a solo dos cuadras de donde se ubica el mercado ambulante.
La víctima de apenas 22 años se dirigía junto con un amigo a comprar unas cervezas, cuando se dio cuenta que dos personas, identificadas con los alias de “El Popeto” y “La Tatiana”, empezaron a seguirlo.
Presintiendo lo peor, Jorge corrió para buscar ayuda en la casa de un amigo, ubicada en la calle Melchor Ocampo 138, casi esquina con Pedro Ampudia, a donde ingresó corriendo.
No obstante, no pudo salvarse, pues los inquilinos de la vivienda sólo pudieron ser testigos de cómo entraban tras Jorge los dos pandilleros, siendo presuntamente “El Popeto” quien le dijo que lo iba a matar.
Acto seguido, el agresor sacó un cuchillo y le propinó tres heridas al joven, siendo el golpe mortal una puñalada en el costado izquierdo del tórax, que pudo perforarle el pulmón al atravesar el costillar.
“El Popeto” y “La Tatiana” huyeron sin que nadie pudiera ir tras de ellos, pues se escabulleron entre las calles del sector y se mantuvieron escondidos.
Fueron detenidos por elementos de Fuerza Coahuila, hasta casi una hora después de los hechos.
Se ordenó el traslado del cuerpo hasta el Semefo, para realizar la necropsia.
EL AUXILIO MÉDICO FUE INÚTIL
Paramédicos del Cuerpo de Bomberos acudieron para atender al lesionado, pero ya nada pudieron hacer por Jorge, quien fue declarado sin vida al interior de la casa, que fue acordonada por la Policía Municipal.
Una intensa movilización se desató en el sector por parte de las autoridades, hasta que se informó de la detención de tres personas. Los dos agresores y una mujer que los acompañaba y quien se presume intentaba esconderlos.
Trascendió que los agresores son de Torreón, lo que tenía en vilo a los familiares de Jorge – quien tenía su domicilio en la colonia San Nicolás de los Berros – pues temían que fueran a escapar de la ciudad para huir de la justicia.
Por JETZA MÚZQUIZ