En breve llegaron policías municipales, acompañados de una ambulancia de bomberos, al domicilio, donde el niño de 10 años era golpeado constantemente
RAMOS ARIZPE, COAH.- La tranquilidad de la noche fue interrumpida por el llanto y los gritos de ayuda de un pequeño, quien era golpeado con un cable por el esposo de su madre, que observaba la escena sin inmutarse.
“Sería mejor suicidarse…” aseguran vecinos que decía el menor mientras se encontraba en la ambulancia de bomberos recibiendo atención; mientras su madre, María Guadalupe Hernández; y su padrastro, José Francisco Pachuca; eran asegurados por las autoridades.
El llanto del niño fue el que alertó a los vecinos de la calle María Zambrano, de la colonia La Estación, quien era golpeado como en otras ocasiones. La diferencia fue que esta vez, alguien cansado de esto, realizó el reporte al Sistema de Emergencias.
En breve llegaron policías municipales, acompañados de una ambulancia de bomberos, al domicilio marcado con el 298, donde el niño de 10 años era golpeado constantemente.
INICIA LA REVISIÓN MÉDICA
Los paramédicos a cargo de la ambulancia comenzaron a brindarle atención al niño, quien presentaba evidentes huellas de maltrato y, en esta ocasión en particular, en su cuerpo, quedaron marcados los azotes del cable con el que su padrastro lo golpeó hasta que el menor vomitó sangre.
Un grupo de vecinos, indignados por el actuar del padrastro, exigían a las autoridades que se lo llevaran preso, y así lo hicieron pero para sorpresa de todos la madre del infante, quien cuenta con cuatro meses de embarazo, prefirió irse detenida en lugar de acompañar a su hijo a recibir atención médica, ya que dijo que “no lo quería”.
Es por esto que el menor fue asegurado por los oficiales quienes, luego de llevarlo a recibir atención por los golpes, lo llevaron a las oficias de la Pronnif, donde quedó a cargo de las autoridades, quienes le brindaran la atención y ayuda psicológica. El menor fue trasladado al Hospital del Niño para recibir atención médica, donde aún sigue internado.
POR CHRISTOPHER VANEGAS
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