En el 2018, el litro de la gasolina Magna podría subir hasta 20 pesos y el litro de la Premium hasta 23 pesos, con un alza promedio de entre 22 y 26 por ciento.
Eso es en contraste con su precio promedio actual de 16.37 y 18.27 pesos por litro, respectivamente.
Las cifras son consideradas por los propios representantes de las asociaciones de empresarios gasolineros.
Sin duda, esto desencadenará una serie de aumentos en los precios de los servicios básicos y las tarifas y constituirá un duro golpe para la economía de millones de familias.
El gasolinazo es una consecuencia de liberar los precios del combustible, que a partir de este domingo 31 de diciembre deja la cotización de los energéticos en manos del libre mercado. Es decir, el costo de la gasolina y diésel será fijado por cuatro factores:
1.- Los precios internacionales.
2.- El encarecimiento del dólar.
3.- El costo de transportación y almacenaje.
4.- La competencia que establezcan las gasolineras.
Pero hay algo peor: los precios internacionales o de referencia de los combustibles reportan un incremento paulatino. Esto es a consecuencia de la recuperación de los precios del petróleo, que en el último año a nivel mundial pasaron de un promedio de entre 48 y 50 dólares por barril, a 56 dólares.
Todo eso es sin contar dos factores adicionales: el impacto de la inflación, que este año cerrará en una tasa de 6.5 por ciento; y que el dólar reporta un encarecimiento importante, lo que repercutirá en que los mexicanos paguen más por la refinación de combustibles y por la importación de gasolinas.
En este 2017, las gasolinas han tenido un aumento promedio de cinco centavos en los últimos 11 meses, pero para el 2018 el gobierno tendrá que subir la cotización de los combustibles.
Esto se debe a dos factores principales: uno es el aumento en los precios de referencia del petróleo del último año y el otro es la liberalización de la gasolina implica la suspensión de los subsidios que se han aplicado para no incrementar el costo durante 2017.