Los divorcios son una tragedia para muchas personas y familias, pero al menos a veces se puede recuperar algo.
Aunque las separaciones amistosas minimizan el mal trago, un hombre de Carolina del Norte encontró una mejor forma de llevar el duelo por el trauma sentimental. Kevin Howard ha logrado que un tribunal condene al amante de su expareja a pagarle 750.000 dólares, por los daños causados a una relación matrimonial de 12 años de duración y supuesto amor.
Un tribunal de Estados Unidos falló a favor de Kevin Howard, quien recibirá la compensación de parte del amante de su exesposa por “alineación de efectos”. Aunque es un mecanismo de protección para aquellas personas perjudicadas por la infidelidad, esta normativa solo existe en algunos estados de los Estados Unidos.
Howard y su pareja estuvieron casados durante más de 12 años. Aunque él creía que su matrimonio era perfecto, un día, ella decidió que no quería seguir casada. Kevin no quería terminar su relación así que la pareja fue a terapia para intentar arreglar sus “diferencias”. Pero ni la terapia ni el tiempo surtieron efecto.
En el transcurso de los días, Kevin notó que la actitud de su mujer no era “común”, supuso que algo no andaba bien. El hombre contrató a un detective privado para salir de dudas, ya que empezó a sospechar. Lo que descubrió el investigador supuso un auténtico golpe para Howard: su mujer le era infiel con uno de sus compañeros del trabajo.
Finalmente, el divorcio formal fue promovido por el hombre que además de conseguirlo sin mayores problemas, fue beneficiario de una ley poco conocida en Estados Unidos, “la alineación de efectos” o “destrucción de viviendas”.
Esta ley permite que una de las partes de la pareja demande a un tercero por “interferir deliberadamente” en la relación matrimonial. En los estados donde existe se suele presentar contra los amantes de la pareja infiel.
Aunque suele utilizarse en juicios por infidelidad, este recurso también puede utilizarse contra suegros o parientes que aconsejen a alguno de los conyugues que deserte de la relación y que pasado un tiempo el abandono se consume.
En el caso de Kevin Howard, el americano llevo a juicio al compañero de trabajo de su ex por “interponerse en su matrimonio y romper sus votos nupciales”. En la denuncia presentada, Kevin explicó que era un compañero de oficina de ella y aseguró que “cenó con nosotros varias veces, pasamos tiempo juntos, pensé que era un amigo”.
Además, el demandante aseguró que aún creía en “la santidad de matrimonio” y por tanto su demanda estaba motivada por el daño que recibió y no por el dinero.
La estrategia del abogado de Kevin logró demostrar que durante el tiempo que duro la relación, “el matrimonio fue feliz” hasta que apareció el tercer sujeto entre ellos. Para que el juez de por válida la denuncia es necesaria que se compruebe que el demandado sea causante directo de la ruptura o la interferencia en el matrimonio.
En declaraciones al medio estadounidense CNN, la abogada del afectado, Cynthia Mills explicó que las demandas de este tipo “son muy frecuentes”. De hecho, la letrada trabaja actualmente en cinco casos más que utilizan este argumento como base de la demanda.
Herencia inglesa
Aunque esta ley significa un salvavidas para muchos perjudicados en relaciones matrimoniales, lo cierto es que estas leyes no son comunes. Mills ha explicado que en el caso de Carolina del Norte, la ley se remonta al pasado inglés. Durante la dominación inglesa, las mujeres eran consideradas propiedad de los hombres, por lo que se castigaba su “robo” como si se tratase del robo de ganado.
La jurista señaló que la ley es aplicable en la actualidad a cualquiera de los cónyugues “sin importar su género”, ya que la principal sanción es la concesión del divorcio por parte del juez. “La idea es mantener el matrimonio santificado y mantener a la familia unida”, aseguró la letrada.
Los 750.000 dólares que tendrá que pagar el amante de la mujer, no son comparables con los 5,9 millones de dólares que tuvo que pagar el demandado de otro caso que llevo la abogada de Howard. La “alineación de efectos” ha sido derogada en la mayor parte de Estados Unidos, pero aún está vigente en Hawai, Carolina del Norte, Dakota del Sur, Utah, Nuevo México y Mississipi.