Argentina. Una chica ha sido víctima de una grave negligencia médica después de que un médico de un hospital público se haya negado a atenderla, pensando que había abortado. La chica ha llegado al centro de salud por una fuerte hemorragia ginecológica.
Los hechos han pasado en un hospital de Tartagal (Argentina). La paciente se tuvo que cambiar los apósitos ella misma, y perdió mucha sangre, a causa de la negativa del profesional de ayudarla.
“Era imposible pararle la sangre”
La chica llegó al hospital Perón de la localidad argentina en ambulancia. La madre de la joven lo acompañaba, y cuando entraron en el centro, una enfermera le dio una toalla a la paciente y “le dijo que se la pusiera entre las piernas como si fuera un pañal, porque era imposible cortar la sangre,” ha explicado la mujer.
Según su testimonio, nadie les ofreció una silla de ruedas ni las acompañó a la planta que los tocaba. Una de las enfermeras las hizo entrar en una sala de ecografías, y fue a buscar al médico de guardia.
Culpan a la paciente
El relato de la madre sigue asegurando que el médico de guardia, al que acababan de despertar porque era poco más de la una de la madrugada, trató a su hija de muy malas maneras. “Me dijo que no podía ver nada en la ecografía y que teníamos que esperar una hora”. Cuando la mujer le intentó explicar que la joven estaba perdiendo mucha sangre, el sanitario le respondió que “no puedo hacer nada”.
Más tarde, después de que otro médico pasara visita a la chica, el sanitario anterior “se justificó diciendo que seguramente se había hecho un aborto”, ha explicado a la madre. No obstante, las pruebas médicas descartaron esta hipótesis. “Mi hija hubiera podido morir desangrada”, asegura a la mujer, conmocionada por los hechos.