Kaze
Ciudad de México.- Parecía que estaba dormido. Iba sentado en uno de los asientos traseros del metro de Ciudad de México, y su cabeza estaba apoyada en uno de los laterales del vagón. Los pasajeros no se dieron cuenta que viajaban con un cadáver.
Era casi la media noche del pasado viernes cuando policías de la estación Pantitlán, en la línea 1 del metro, observaron al hombre de la tercera edad sentado en el asiento reservado para mujeres embarazadas, ancianos y personas con discapacidades.
Ellos, al igual que el resto de las personas que se encontraron ese día con el hombre en el sistema de transporte masivo, pensaron que se había quedado dormido. Pero cuando intentaron despertarlo para que saliera del vagón, pues el metro dejaba de operar a esa hora, este no respondía. En solo segundos se dieron cuenta que no tenía signos vitales.
Aunque los paramédicos llegaron para atender la urgencia, solo pudieron confirmar su muerte.
El hombre, que según medios tenía aproximadamente 70 años de edad, vestía zapatos marrones, pantalón café claro y camisa y chaqueta azules, habría fallecido de un infarto fulminante.
Aunque aún no está claro en qué momento falleció, el personal médico cree que pudo muerto horas antes y haber viajado a lo largo de la línea 1, que tiene 20 estaciones.
