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Stephen Morilly, de 34 años, murió después de atar una soga alrededor de su cuello e intentar ahorcarse con la creencia que su esposa, Adele Fox, lo rescataría, quien había fingido estar descansando, pero luego se quedó dormida en su vivienda en la localidad de Mobberley, en Inglaterra.
Cuando su pareja despertó su esposo ya estaba muerto.
“Era la persona más amable de la Tierra y lo quería mucho”, dijo Adele. “Traté de derribarlo, pero no pude. Fue un gran shock. Stephen parecía estar bien durante el día”, agregó la mujer.
La madre del fallecido, Rachel, indicó que el estado de ánimo de su hijo podría estar “muy bajo” y que en otra oportunidad se había autolesionado “como un grito de auxilio”.
De acuerdo a las declaraciones que brindó la madre a las autoridades locales dijo: “No creo que haya querido quitarse la vida”, ya que toda su vida había mostrado ser una persona que disfrutaba mucho el tiempo en familia.
Según las investigaciones de la policía, indican que no encontraron circunstancias sospechosas. Aunque las pesquisas continúan para esclarecer los hechos de la accidental muerte del hombre en su casa en el condado de Cheshire.
