Estados Unidos. Un hombre de 25 años confesó sentir miedo a tener un orgasmo. La razón: se enfermaba cada vez que eyaculaba.
El caso fue reportado en Estados Unidos por el doctor José Bolaños. El médico describió síntomas “similares a la gripe” como ansiedad, niebla cerebral y fatiga después del orgasmo.
De acuerdo con su diagnóstico, publicado en un artículo de Urology Case Reports, el joven padecía del síndrome de la enfermedad postorgásmica.
“Los síntomas comenzaron a los 16 años con la madurez sexual y continuaron hasta la actualidad, independientemente de si la eyaculación se produjo a través de la masturbación o las relaciones sexuales con una pareja femenina”, cita el estudio.
El Dr. Bolaños atendió al paciente, quien llegó con los indicios todavía presentes, ya que estos solían durar entre una a dos semanas. La situación interfería con su vida diaria, provocando problemas de concentración en los estudios y en el trabajo.
“Por estas razones, evitó la masturbación y también intentó evitar la eyaculación cuando tenía relaciones sexuales con una pareja. En el momento de la presentación, era soltero y la frecuencia del orgasmo era una vez cada 2 a 3 meses”, recoge el artículo.
El joven había visitado otros médicos anteriormente y probó dietas, suplementos y antihistamínicos. Incluso llevó tratamiento psiquiátrico para la ansiedad, pero ninguno tuvo un efecto positivo.
Tratamiento con testosterona
Después de muchas pruebas, se determinó que el paciente padecía el síndrome, que se cree es originado por una alergia al propio semen. Para el Dr. Bolaños se trata más bien de “un grupo de síntomas molestos después de la eyaculación, que pueden incluir fatiga severa, congestión nasal, ardor en los ojos, dificultades de concentración, irritabilidad, estado de ánimo deprimido y un estado similar a la gripe”.
En alguno de los exámenes, el experto notó que el joven tenía los niveles de testosterona muy bajos. Entonces probó una terapia hormonal basada en la gonadotropina coriónica humana (hCG).
Se trató al paciente con inyecciones de tres veces por semana para estimular la producción de la hormona sexual masculina. En un mes y medios, los síntomas habían desaparecido.
“Eyaculó con más frecuencia y no experimentó debilidad, ansiedad, confusión mental o malestar después”, asegura el especialista.
El tratamiento continuó por seis meses y las mejorías fueron absolutas, pese a que a veces presentaba consecuencias leves.
“Estos se resolvieron en 12 horas y no fueron molestos (…) ya no experimentó temor a tener actividad sexual. (…) Estaba feliz y se masturbaba varias veces al mes”, señala el artículo.