Saltillo.- Llegó, se detuvo y después de toser y echar sangre por la boca, Juan Antonio Bustos Arreola quedó sin vida en el asiento del conductor del taxi en el que laboraba todos los días.
Se presume que fue una úlcera la que se le reventó al hombre que tenía ya 13 años padeciendo diabetes.
Minutos antes de las 10:00 horas, Juan Antonio circulaba por el bulevar Mirasierra y al parecer comenzó a sentirse mal, por lo que dio vuelta sobre el bulevar Revolución con dirección a Zaragoza y se detuvo a unos metros de una oficina móvil de la Policía Municipal.
Apagó el auto, abrió la puerta y después de toser cerró la puerta y se recargó en el asiento.
Al ver que no se movía, la gente que pasó por el lugar dio aviso al oficial de la oficina y éste acudió a ver lo ocurrido.
De inmediato pidió una ambulancia al número de emergencias, 911, por lo que al lugar llegó personal de bomberos.
YA NADA PODÍAN HACER
Los paramédicos no pudieron hacer más que confirmar el deceso, por lo que se dio aviso a las instalaciones de la Fiscalía General, quienes con peritos y agentes arribaron a tomar conocimiento del deceso.
Al sitio se presentó la familia de Juan Antonio, pues fueron avisados de que el taxi Nissan Tsuru con placas de circulación B 782 DAB y número económico 5395-T estaba estacionado y había unidades de la policía rodeándolo.
Apenas habían llegado, les informaron del fallecimiento del taxista y el llanto no se hizo esperar.
Intentaron llegar al vehículo a verlo, pero el lugar ya había sido acordonado por los oficiales y los peritos ya estaban recabando la evidencia de lo sucedido.
El cuerpo fue identificado por una mujer, quien era su familiar, y posteriormente se trasladó el cuerpo a las instalaciones del Semefo donde se le practicará la necropsia de ley y determinará las causas del deceso.
58 años tenía el taxista fallecido.
POR ULISES MARTÍNEZ