Para el pasado 6 de junio, algunos miembros de la familia Agraz Cortés ya habían decidido morir. Ese día lo pasaron rezando, y por la noche prepararon un licuado con decenas de pastillas de medicamentos controlados. La mezcla estaba hecha con leche y chocolate para que el menor de nueve años, y las gemelas de seis, accedieran a tomarla.
“Hicieron un licuado, prepararon en una licuadora leche y la revolvieron. Tomaron benzodiazepina (y otra) sustancia que fueron las que provocaron la muerte de los tres menores y los dos adultos”, precisó a Excélsior Óscar Montes de Oca Rosales, subprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina.
Este diario tuvo acceso al examen toxicológico practicado por el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) a los cuerpos de los menores, así como al de su madre, Mireya, y el abuelo Enrique.
Todos ellos, junto con la abuela Rosa María, quien sobrevivió a la ingesta, bebieron el coctel de clonazepam, carbamazepina, irbesartan y amitriptilina. No obstante, fueron los dos primeros los que les provocaron la muerte, detalla el informe.
El clonazepam es un fármaco perteneciente al grupo de las benzodiazepinas que actúa sobre el sistema nervioso central. Tiene propiedades anticonvulsionantes, sedantes, hipnóticas y estabilizadoras del estado de ánimo. Se comercializa bajo los nombres Coquan, Clonagin, Clonex, Diocam, Klonopin, Kriadex, Linotril, Neuryl, Paxam, Ravotril, Rivotril y Zatrix.
La carbamazepina es un anticonvulsivo y estabilizador del estado de ánimo, utilizado principalmente para controlar las crisis epilépticas y el trastorno bipolar. Está relacionado químicamente con los antidepresivos.
También se receta contra la esquizofrenia y la neuralgia del trigémino, un nervio craneal. Los cuerpos de la familia fueron encontrados en una habitación. Las autoridades no han determinado si el licuado lo tomaron en la sala y luego caminaron a la recámara o si ahí mismo lo ingirieron. No obstante, se sabe que la muerte de los adultos y los tres menores no fue instantánea.
“Hay reacciones físicas, el proceso de intoxicación dura algunos minutos. Lo que no puedo decir es si estaban conscientes, inconscientes o cómo fue”, refirió el funcionario. La abuela ya fue acusada de homicidio, pero solicitó un amparo. Sus hijos, Enrique y Miguel Agraz, también buscan el recurso.
“Dentro de la carpeta de investigación se le impuso la calidad de imputada en este momento por su participación en el homicidio de tres menores de edad. Vamos a ver si es instigadora, partícipe o coautora, en qué grado participó en la consumación de este delito”, agregó el subprocurador.