Belgrado / Pristina. La supuesta violación de una chica por su maestro de instituto y luego por un agente de la policía, al que denunció la primera agresión, ha causado indignación ciudadana en Kósovo, un empobrecido país balcánico marcado por estructuras patriarcales y machistas.
Decenas de mujeres y activistas de la sociedad civil salieron este lunes a las calles de Ferizaj, una localidad al sur de Kósovo, para exigir que se investigue bien el caso.
Manifestaciones similares, con cientos de personas, se produjeron la semana pasada, en la capital Pristina y también en Drenas, la localidad donde ocurrieron las agresiones.
“Cada día nuestras niñas son violadas en el trabajo y en la escuela. Guardan silencio por saber que sus llamamientos no serán escuchados”, aseguró Dashurie Sefa, una de las organizadoras de la protesta hoy, citada por el portal de noticias Insajderi.
El caso de la joven violada salió al público la pasada semana, cuando varios medios kosovares informaron de que una chica, de hoy 18 años, fue violada durante al menos dos años por dos hombres.
Cuando la menor, de entonces 16 años, denunció la violación por su maestro, el agente que tenía que investigar el caso también abusó sexualmente de ella numerosas veces, al parecer durante dos años.
Además, a exigencia del policía violador, un ginecólogo realizó de forma ilegal y sin la autorización de la joven un aborto en una clínica privada de Pristina.
El portal Insajderi fue el primero en publicar el caso tras recibir información confidencial de un abogado sobre este suceso.
Según este medio de investigación, la joven denunció el abuso por su maestro en setiembre del 2016, y la policía en lugar de investigar el caso le exigió entonces que retirara la denuncia.
Ahora la chica está determinada a que se esclarezca todo y sus violadores sean castigados, señala Insajderi.
La joven procede al parecer de una modesta familia, en la que varias personas están sin trabajo ni ingresos.
El caso ha causado tal revuelo que el primer ministro de Kósovo, Ramush Haradinaj, reunió el viernes pasado a la cúpula policial y judicial del país para exigir una investigación exhaustiva de lo sucedido.
La policía kosovar detuvo la semana pasada a los tres hombres implicados en la agresión, el maestro, el policía y también el médico que realizó el aborto.
El Tribunal de Pristina ordenó prisión preventiva de un mes para el maestro y para el policía, mientras que el médico permanecerá en arresto domiciliario, por temor a que puedan influir sobre los testigos.
Pese a la indignación ciudadana causada, un imám (líder religioso musulmán) local ha llegado a culpar en público a la joven de lo sucedido, por vestirse de forma “provocadora”, según ese portal.
La conocida ONG de derechos civiles “Instituto Democrático” exigió la detención del imám por “relativizar el crimen” y por asegurar que el modo de vestir “incentiva” a violar a mujeres.
El diario Koha Ditore, el más influyente del país, recuerda hoy en su versión electrónica que en la sociedad kosovar, todavía muy patriarcal, “las mujeres son en muchas partes marginadas y oprimidas a pesar de la igualdad que les otorga la ley”.
Asegura además que el caso de Drenas “no sólo ha mostrado el colapso institucional en la sociedad sino también de la familia”.
En Kósovo, una antigua provincia serbia poblada por una gran mayoría de albaneses étnicos, cerca del 70% de las mujeres se ven a lo largo de su vida expuestas a alguna forma de violencia.
Una reciente encuesta publicada por la oficina kosovar de ONU Mujeres, señala además una de cada cinco mujeres kosovares considera “correcto” que el hombre pueda golpear a su mujer.
Kósovo, que se declaró independiente de Serbia en el 2008, es uno de los países más pobres de Europa, con una tasa de desempleo superior al 30% y índice muy elevados de pobreza absoluta.