Saltillo.- No lograron superar sus broncas de antaño, y dos hermanos que estaban en completo estado etílico le dieron muerte a balazos a un chavo con quien tenían problemas. Eran vecinos de la calle Óscar Pimentel, en la colonia Mario Ortiz, y tenían sus diferencias. Incluso los agresores aseguraban que en repetidas ocasiones les han robado en su domicilio y culpaban al fallecido.
“Que nos consignen y ya. Ya eran muchas que nos robaban en la casa”, dijeron los hermanos. Se trata de Francisco Cervantes Jiménez, de 36 años y Omar, de 37 años. Éste último fue quien sacó una pistola tipo escuadra calibre .22 para disparar en al menos seis ocasiones.
Luego de que comenzaron a reclamarse varias cosas, los hermanos, quienes viven a dos casas de la de Eduardo Cortez Salinas, de 24 años, se pusieron muy agresivos.
Llegaron a los insultos y también a los golpes, pero Omar sacó la pistola de su taxi Nissan Tsuru que estaba estacionado afuera del domicilio, el arma estaba debajo de la llanta de refacción, para después desde una distancia de aproximadamente a los 10 metros comenzara a disparar, logrando darle a Eduardo en distintas partes del cuerpo.
Cuando se escucharon las detonaciones, la gente que estaba cerca comenzó a correr, pero la familia del herido trataba de levantarlo, le hablaban pero no les contestaba, mientras que los agresores se metían a su casa y después intentaron salir por la parte de atrás, en donde quedaron escondidos.
Policías les caen
Tras el reporte al Sistema de Emergencias 911, se trasladaron al lugar elementos de la Policía Municipal, Grupo de Reacción Sureste, Fuerza Coahuila y Policía Investigadora.
Paramédicos de Cruz Roja intentaron brindarle atención, pero lamentablemente ya no presentaba signos vitales, así que al notificar la muerte sus familiares rompieron en llanto lamentando lo ocurrido.
Los vecinos del sector ya estaban hartos de los dos hermanos Cervantes, así que los delataron diciendo a las autoridades dónde se encontraban, siendo detenidos por los cuerpos policiacos para después trasladarlos a la agencia del Ministerio Público.
La madre de ambos platicó con los policías, dijo que ella al ver que habían disparado en contra de Eduardo, les había quitado la pistola para después arrojarla a otro domicilio frente a su casa, pues quería evitar más conflictos entre ellos, pero nunca se imaginó que el joven de 24 años estaba sin vida.
Al principio Omar y Francisco aceptaron la culpabilidad, al manifestar que sí le habían disparado por pleitos que ya traían de tiempo atrás. Ambos presentaban un fuerte olor a bebidas embriagantes y ni siquiera podían hablar bien. Ya después intentaban cambiar la versión de los hechos, pero hubo testigos.
POR EFRÉN MALDONADO